La planta de fabricación de hielo en bloques, realiza hielo en moldes que se sumergen en un tanque con salmuera de cloruro sódico o cálcico en circulación.
Las dimensiones de los moldes y la temperatura de la salmuera se seleccionan habitualmente de manera que el período de congelación dure entre 8 y 24 horas y se adaptan a las necesidades de uso o demanda.
El peso del bloque puede oscilar según la necesidad pero suele estar entre 12 y 150 kg, con arreglo a las necesidades. Por el contrario los bloques pequeños se vuelven quebradizos y no son rentables de fabricar por las roturas que se obtienen.
El tamaño que ha de tener el tanque guarda relación con la producción deseada. Una grúa rodante levanta una fila de moldes y los transporta a un tanque de descongelación situado en un extremo del tanque de congelación, donde los sumerge en agua para que el hielo se desprenda. Los moldes se vuelcan para que salgan los bloques, se llenan nuevamente de agua dulce y se vuelven a colocar en el tanque de salmuera para un nuevo ciclo.
Este tipo de planta suele exigir una atención continua, por lo que se trabaja con un sistema de turnos. Las fábricas de hielo en bloques requieren abundante espacio y mano de obra para manipular el hielo. Este último factor ha impulsado fuertemente el desarrollo de equipos automáticos, más modernos, que realizan la labor de manera autónoma.
Es cierto que la tendencia de uso va descendiendo, pero el hielo en bloques, aún se utiliza y puede ofrecer ventajas con respecto a otras formas de hielo en muchos países tropicales.
El almacenamiento, la manipulación y el transporte, se simplifican, si el hielo está en forma de grandes bloques; y la simplificación suele ser definitiva en las pesquerías de pequeña escala.
Con ayuda de un triturador de hielo, los bloques se reducen a partículas del tamaño que se desee (escamado muy primitivo), pero la uniformidad de tamaño será menor que la que se logra con otros tipos de hielo.